miércoles, 15 de octubre de 2008

Heroísmo

- tu dedo tiembla - dijo con voz apagada y sin mostrar el menor temor.
- ¡he dicho que cierres la boca! o el siguiente agujero no será en tu pierna. - y apuntó el arma hacia la cabeza del que yacía tendido, con una herida de bala en su pierna izquierda.

El proyectil pasó limpio por el muslo, no perforó el hueso, ni cortó tendones o arterias; a pesar del alto calibre del arma que ahora amenazaba destrozar su rostro con una temible y diabolica sonrisa reflejada en el costado del cañón y el compenzador. Era su sonrisa.

Cerró los ojos por unos segundos. Pensó en su mujer.
Cuanto te amo. Eres como salida de un concurso de belleza. Aún me pregunto que viste en mí.
Pensó en su pequeña hija.
Mi vida, eres mi vida.
Pensó en sus padres, y sus amigos. Recordó los años de escuela, y su carrera. Inspiró profundamente y asintió para sus adentros.

- ¡tu dedo tiembla! - dijo abriendo los ojos y alzando la voz, mirando directamente a los de aquel que tenia el control de su vida a la distancia y tiempo del gatillo de su Desert.
- ¡QUE TE CALLES! - le gritó con furia y desesperación, alzando el arma para golpear su rostro con la base de ésta.

En una situación como ésta, ese golpe tardaría solo un par de segundos en romper la nariz de quien lo recibiera. Pero con una agilidad felina se incorporó, aplacando todo el dolor que significaba la herida en su pierna, y embistió al agresor al tiempo que propinaba un puñetazo en su barbilla, suficientemente fuerte para dejarlo aturdido de un solo golpe.

Ya estoy muy viejo para éstas cosas. El proximo mes presento mi jubilación. Ya está bueno de jugar al heroe. Los del banco entenderán, además, hay otros guardias más jovenes que yo...


Cap. Gado
F.G. 20081510

2 comentarios:

Dante of the Covenant dijo...

me gustan esos textos que cuenta historias escondiendo cosas.... hasta que llegas al final.

saludos

Dante of the Covenant dijo...

Vuelvo a leer... y encuentro extraño que nadie más haga algún comentario.

Igual que antes, pienso que es un gran texto.

Saludos Capitán