lunes, 25 de julio de 2011

Evidencia

Hoy desperté por la mañana, y estaba solo. Casi evidente, verdad?

Bien, no era solamente que tú no estuvieras a mi lado ésta mañana. Estaba solo.

Podía oír la lluvia caer casi musicalmente, pero no tenía con quien compartirla. Pensé en muchas de las personas que conozco, y no encontré el candidato ideal hasta que pensé en ti. También era evidente, verdad?

Me pregunto ¿Tanto es mi anhelo por ti, que hasta en sueños te llamo? Desperté por mi propia voz. Sorprendido, esperanzado y desilusionado. No estabas ahí. Mi cama estaba fría por tu ausencia, y no podía compartir contigo la melodiosa lluvia que acariciaba mi ventana.

Pensé en quienes me piensan, y ya no más de lo que yo les pienso. Y eso es bueno. ¿Cómo no ha de serlo, si es parte de la vida el dejar de pensar en los otros, para comenzar a pensar en un nosotros?

Me lo pregunto, y me lo cuestiono a cada instante. ¿Existirá un nosotros?

La respuesta a esa pregunta, ya no es evidente para mi.

¿Lo es para ti?


Cap. Gado
F.G. 20112507

No hay comentarios: